A pasos del lujoso templo del lujo, Bal Harbour Shops, abrió Neya Restaurant, un concepto original, elegante, moderno y sofisticado. Justo lo que le hacía falta a esta zona de Miami. Su propuesta culinaria es cocina israelí contemporánea, con un acento marroquí. El equipo del restaurante es el mismo responsable y propietario del emblemático Novikov Miami. Y esto se deja sentir desde el mismo momento que se entra al espacio.
La moderna decoración en madera oscura con tapicería en cuero negro le otorga un aire refinado y elegante. El ambiente de Neya es íntimo, y el espacio lo domina el bar como punto focal. Una barra que, con su atractivo diseño e iluminación nos invita a quedarnos a conversar, a interactuar, a disfrutar. Ese parece ser el mensaje. Y esto se traduce naturalmente en el diseño del menú, en el cual se sigue el mismo concepto de la decoración. El chef responsable de la carta es el israelí Ben Siman Tov. Talentoso y sencillo, su personalidad fluye en cada uno de los platos del menú. Hay que anotar aquí que su cocina, a diferencia de la gran mayoría de la oferta de la zona, no es kosher. Como tampoco lo son los vinos.



Su carta luce muy bien elaborada, completa y atractiva. En ella nos encontramos probando, y compartiendo como nos lo sugiere nuestro amable camarero Andrei, una variedad de deliciosos platillos de entrada. Entre los que se encuentran el Neya hummus, la berenjena rostizada con tahini y queso feta, el ceviche de hamachi con melón rostizado y gazpacho de hinojo, el tartar de atún aleta amarilla, el sashimi de hamachi (mi favorito!), y la espectacular polenta con hongos salvajes y trufa negra, ganadora indiscutible de la noche en nuestra mesa.
Acompañamos al principio con unos deliciosos cocteles, el Neya Martini y, el Akko Sun, de mezcal con jugo de parchita, agave y ginger beer. Ya mas adelante nos cambiamos a un Louis Latour chardonnay, que nos resultó ideal para maridar los primeros platos.

Durante el segundo acto nos aventuramos a probar casi todo el resto de la carta. Comenzando por el Moroccan snapper, la paella TLV (sorprendentemente rica, realizada con farro), el branzino grillado con puré de alcachofa (mi favorito en esta parte de la cena), y el wagyu ribeye. Estos platos los acompañó un Chateau Chapelle, un rico bordeaux que contribuyó en justa medida a crear el mood de la noche.
Y finalmente para el tercer acto, habiendo perdido completamente la vergüenza y el sentido común, ordenamos los tres postres que ofrece la carta. Un cheese cake de labne, similar al yogurt griego, un mousse de chocolate (mi favorito) y el parfait de higo con pistachos.
Definitivamente un lugar que tiene personalidad, muy buen ambiente, excelente cocina y servicio, y atractiva decoración. Volveremos!
9491 Harding Avenue, Surfside, Fl 33154
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