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La exposición de fotografía que reinventa el ballet en Nueva York

11 septiembre, 2025
Por: Team Complot

En Nueva York, el fotógrafo australiano Brad Walls ha decidido que mirar no es suficiente: hay que aprender a mirar distinto. Su nueva exposición, PASSÉ, convierte el ballet —ese arte tan asociado a la distancia, a la perfección intocable— en un campo rojo de geometrías humanas que, visto desde arriba, se vuelve íntimo y revelador. No se trata de capturar la danza en movimiento, sino de transformar la mirada del espectador: de testigo pasivo a protagonista de un escenario compartido.

El gesto de mirar distinto

Walls, nacido en Sídney en 1992, se ha hecho un nombre a fuerza de volar por encima de lo cotidiano. Con su lenguaje aéreo minimalista ha convertido piscinas, nadadoras sincronizadas y deportes de equipo en composiciones casi abstractas, donde la simetría manda y la escala se subvierte. Ahora es el turno del ballet, ese territorio donde el rigor y la emoción conviven en un equilibrio precario. PASSÉ es, en esencia, un manifiesto visual: mirar desde arriba para encontrar lo humano en lo que parecía inalcanzable.

Una coreografía monumental

La magnitud del proyecto habla por sí sola: tres años de preparación, una sola jornada de rodaje, 60 bailarines, un equipo técnico de diez personas y un espacio convertido en campo de experimentación. Sobre un inmenso tapiz rojo —del tamaño de una cancha de fútbol—, el coreógrafo Ian Schwaner tradujo pasos clásicos en patrones gráficos, diseñados para ser leídos desde las alturas. Una grúa especialmente construida sostuvo la cámara en posición cenital, mientras una luz difusa uniforme bañaba el espacio. El resultado: ocho composiciones finales de gran formato que parecen coreografías y, al mismo tiempo, dibujos suspendidos en el aire.

Entre la intimidad y la geometría

La exposición en Nueva York reproduce esa atmósfera. El visitante entra por la misma alfombra roja usada en el rodaje, como si pisara el escenario antes de alzarse el telón. Las fotografías, a escala natural, sitúan a los bailarines a la altura de los ojos: la simetría aérea se convierte en encuentro personal, cara a cara. Todo está diseñado para borrar la frontera entre imagen y realidad. Incluso el gesto de regalar a cada visitante una postal manuscrita por una bailarina añade una capa de intimidad inesperada. No se trata solo de observar; se trata de llevarse a casa una memoria viva.

Ballet sin distancia

El ballet ha cultivado históricamente su aura de perfección y distancia. Luces, escenarios, butacas: todo conspira para reforzar esa sensación de intocable. PASSÉ subvierte esa lógica. Desde la altura, Walls elimina la ilusión teatral y nos ofrece otra relación con el cuerpo y con la disciplina. La vulnerabilidad de los intérpretes queda expuesta, recordándonos que tras cada pose académica late una humanidad frágil y cercana. No es casual que el proyecto naciera de un momento íntimo: durante una sesión en 2021 con la bailarina Montana Rubin, tres niñas gemelas se acercaron emocionadas. Ese cruce entre rigor y emoción, entre perfección y vulnerabilidad, es el corazón de PASSÉ.

El legado de mirar desde arriba

Walls pertenece a una generación de artistas que han convertido la fotografía aérea en un nuevo lenguaje. Pero en su caso la técnica no es fin, sino medio: la cámara suspendida a decenas de metros no busca la espectacularidad gratuita, sino la posibilidad de reencuadrar lo que ya conocemos. La danza clásica, vista desde abajo, es exigencia y disciplina; vista desde arriba, es memoria compartida.

PASSÉ es, en última instancia, un acto de traducción: convertir la geometría en emoción, la perfección en fragilidad y la mirada en presencia. No congela la danza, la transforma en algo que se queda con nosotros mucho después de salir de la sala. Una invitación a recordar que el arte —cuando se atreve a cambiar de perspectiva— no solo se observa: se vive.

La exposición PASSÉ podrá visitarse en Nueva York del 12 al 14 de septiembre de 2025, en horario de 10 a.m. a 6 p.m., en el espacio ubicado en 347 Broome Street. Un acontecimiento efímero y vibrante, pensado para vivirlo en el presente y recordarlo siempre.