La vuelta al mundo por unas especias? Gracias a esta búsqueda, este año se conmemoran los 500 años de la primera navegación alrededor del globo.
Para conmemorar el V centenario de la primera circunnavegación, el buque escuela de la Armada Española “Juan Sebastián de Elcano” realizó 3 cruceros. El primero se realizó entre noviembre de 2019 y abril de 2020 por aguas del Atlántico, el segundo entre agosto de 2020 y junio de 2021 por aguas del Pacífico. Y el tercero entre febrero y julio de 2022, visitando los países que aportaron marineros a la gesta y algunos puertos americanos.
Durante la visita del buque escuela a Miami, asistimos a los actos protocolares presididos por la reina doña Sofía, durante los cuales tuvimos la oportunidad de conversar con el capitán de navío Carlos Mate San Román, secretario de la Comisión V Centenario de la primera vuelta al mundo de la Armada Española, acerca de este transcendental viaje.
El viaje
El 20 de septiembre de 1519 partieron de Sanlúcar de Barrameda, cinco naves con 239 hombres, comandadas por el navegante Fernando de Magallanes. Casi tres años mas tarde regresarían únicamente 18 hombres y una sola nave, al mando de Juan Sebastián Elcano.
El objetivo de esta expedición financiada por el emperador Carlos V de España, era conseguir una ruta occidental viajando por los mares castellanos, para no coincidir con los portugueses, hacia las famosas Islas de las Especias, hoy conocidas como Islas Molucas, localizadas en Indonesia, en el océano Pacífico.
El hábil marino portugués, Fernando de Magallanes, replicando la osadía de otro arriesgado navegante, Cristóbal Colón, ofreció sus servicios en primera instancia a la corona portuguesa, aventura que no le interesó al rey Manuel I, pues Portugal ya tenía asegurada una ruta por el oriente hacia estos destinos. Al igual que lo hizo Colón, inmediatamente recibida la negativa de los portugueses, se apresuró a solicitarle el financiamiento del viaje al joven emperador Carlos V, nieto de los reyes católicos. Quien al igual que hicieron sus abuelos con el almirante Colón, aceptó el reto, y firmó en marzo de 1518, en conjunto con Magallanes, las capitulaciones del viaje, otorgándole a éste el título de gobernador y adelantado de todas las tierras que descubriese en su expedición.
Las cinco naves de esta expedición eran La Trinidad, la nave capitana en la cual viajaba Magallanes, la San Antonio, la Victoria, la Santiago y la Concepción. En esta última viajaba de comandante Gaspar de Quesada, y como maestre de la nave se encontraba Juan Sebastián Elcano. Tras hacer escala en Tenerife, islas Canarias, la expedición continuó bordeando la costa norte de África, pasando por la isla de Cabo Verde, para finalmente cruzar el Atlántico y llegar cuatro meses después de partir de España, a las costas del Brasil en la actual Río de Janeiro.
La idea de Magallanes, gran conocedor de los mares, era dirigirse bordeando el continente americano hasta el sur, para llegar por esta vía al “mar del Sur” que avistara desde Panamá en 1513 Vasco Núñez de Balboa.
Dos semanas después de bordear la costa de Brasil, arribaron a una gigantesca ensenada, a la cual confundieron con la entrada al ansiado mar del Sur (océano Pacífico). Pronto se darían cuenta que se encontraban en el estuario del Río de la Plata, el cual separa a Uruguay de Argentina.
Posteriormente la expedición continuó bordeando la costa americana con rumbo al sur, territorio que Magallanes denominó como “Patagonia”. Y fue allí en el golfo de San Julián, donde entraron en primer contacto con los nativos de la zona, el pueblo Tehuelche, con los cuales no tuvieron problemas al principio, hasta que el comandante decidió llevarse a unos cuantos indígenas como obsequio y testimonio de su viaje al emperador. Idea bastante desafortunada y desacertada para la expedición. El 31 de marzo de 1520, sin lograr conseguir el paso al mar del sur, y en pleno invierno, la tripulación se amotinó. Varios capitanes decidieron que la expedición había fracasado y deseaban regresar. La comida escaseaba y hacía mucho frío. No hay que olvidarse, como nos dice el capitán de navío Carlos Mate San Román: “Hace 500 años no habían víveres frescos, se llevaban animales vivos y el agua olía a podrido”.
Luego de ajusticiar a dos de los capitanes, y abandonar en tierra a otro pequeño grupo de amotinados, continuaron la marcha, hasta que la nave Santiago chocó contra las rocas y se hundió en la costa argentina. Hubo que distribuir a la tripulación entre las restantes tres naves, puesto que la San Antonio se había decidido regresar a España.
Finalmente llegaron al cruce laberíntico que atraviesa el extremo sur del continente americano, por el cual navegaron durante mas de dos meses, para salir al Pacífico el 27 de noviembre de 1520. Magallanes bautizó al canal como “estrecho de Todos los Santos”, hoy mejor conocido como estrecho de Magallanes. La tripulación que había estado muy tensa durante el complicado paso por el estrecho, había notado numerosas fogatas de indígenas durante todo el recorrido por ese laberinto acuático, en la costa sur del paso. Por este motivo denominaron a esa zona, “Tierra del Fuego”.
Ya navegando por aquel inmensa extensión de agua, que hasta ese momento habían denominado mar del Sur, viendo tanta tranquilidad en sus aguas, le cambiaron el nombre por el de Pacífico. Y así durante tres meses navegaron aquellas aguas sin encontrar ninguna isla ni tierra firme en la cual abastecer las naves y descansar de la larga travesía. El hambre y el escorbuto fue diezmando a la tripulación, hasta que finalmente el 6 de marzo arribaron a la isla de Guam, en las islas Marianas. Y diez días después llegarían a las Filipinas, a las que Magallanes bautizó con el nombre de “islas de San Lázaro”. En ellas inició una arriesgada tarea de evangelización, llegando incluso a combatir contra las tribus de los naturales, lo cual le costó la vida.
En ese enfrentamiento y en otro desafortunado evento, perecieron muchos hombres de la tripulación, quedando únicamente a flote dos naves y 108 hombres con vida. Y es así como a finales de septiembre de 1521, abandonaron las islas Filipinas, y se dirigieron a las islas Molucas en las naves Trinidad, al mando de Gonzalo Gómez de Espinoza, y la Victoria al mando de Juan Sebastián Elcano.
Ya en las islas de las Especias, cargaron de clavo y otras especias la Victoria, pues la Trinidad necesitaba reparaciones, y partieron hacia el oeste, vía el océano Índico, por la ruta que bordea la costa africana para finalmente regresar a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522. En la nave pudieron completar el viaje de regreso 18 hombres, incluido su capitán Juan Sebastián Elcano. Al regresar, como nos comenta el capitán Mate San Román “lo primero que hicieron estos hombres fue ir en procesión a la iglesia con unos cirios para agradecer a la Virgen el haberlos salvado. Eran hombres de mucha fe. Tenían convicciones religiosas muy profundas.”
El monarca español como reconocimiento le asignó a Elcano, quien regresó con acuerdos comerciales firmados con los gobiernos locales, una renta anual de quinientos ducados, un escudo con dos ramas de canela, tres nueces moscadas y doce clavos de olor, y una esfera del mundo con la leyenda: Primus circumdedisti me (Fuiste el primero que la vuelta me diste).
Su trascendencia
Naturalmente que esta primera circunnavegación de la Tierra, fue de suma importancia para el mundo moderno. Primero que nada, comprobaron de una forma categórica que la tierra era esférica, como ya lo había manifestado la teoría de Aristóteles, en la cual creía Colón. A su vez pudieron comprobar que el diámetro de la esfera terrestre era mucho mayor de lo que se pensaba hasta entonces, 12 440 km.
Además, se descubrió la gigantesca dimensión de la masa de agua que separa Asia de América, hoy conocida como océano Pacífico. Se descubrieron nuevos territorios, nueva fauna y nueva flora.
Aparte de todo esto, este viaje dio paso a la primera globalización, en la cual se intercambiaron materias primas entre diferentes partes del globo terrestre, por nuevas rutas comerciales, acercando y haciendo factible el comercio global. Tal y como lo afirma el capitán Mate San Román” “Este viaje demostró que el mundo estaba interconectado por la mar. Sería como la internet de hace 500 años. La mar es libre para conectar a los pueblos. Se creía que la tierra envolvía a los mares, y con este viaje se demostró que los mares envuelven a las tierras. Por esto se considera que este viaje es la primera globalización.”
El buque Juan Sebastián Elcano tiene dos misiones principales, como nos revela el capitán de navío Carlos Mate San Román: “Una, la formación de los alumnos, es un buque escuela, para que se acostumbren al medio. La mejor forma de conocer la mar es en un barco de vela, conoces la tempestad y conoces la calma. Y la otra misión es la de ser embajador cultural.”
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