A veces, el paraíso no solo se visita. Se habita, se sueña, se transforma. Y pocas veces ese sueño toma una forma tan tangible como en Seaside Finolhu Baa Atoll Maldives, un resort que desafía las convenciones del lujo tropical para proponer algo más: un universo lúdico, vibrante, casi surrealista, donde el diseño es el verdadero protagonista.

Ubicado en el corazón del Baa Atoll —la única reserva de la biosfera reconocida por la UNESCO en las Maldivas—, Finolhu reinterpreta la experiencia de isla privada con una estética colorida y caleidoscópica. Tras una transformación total en 2020 de la mano del estudio londinense Muza Lab, el resort se convirtió en el primer miembro de Design Hotels en el país. Aquí, el diseño no es un accesorio, sino una declaración: cristales de colores, textiles artesanales, simetrías inesperadas y formas que parecen extraídas de un sueño setentoso en clave tropical.

Los interiores dialogan con el entorno sin caer en la obviedad: tonos coral, azules oceánicos, verdes vegetales y blancos arenosos se combinan con materiales nobles, arte local y detalles inesperados que invitan a jugar. El resultado es un espacio que no busca desaparecer en el paisaje, sino reinterpretarlo con audacia.

Las 125 villas, entre tierra firme y palafitos sobre el agua, ofrecen múltiples experiencias. Las parejas pueden optar por un refugio escénico con piscina privada y puestas de sol infinitas. Las familias o grupos de amigos pueden alojarse en las Rockstar Villas, donde el lujo viene con barra de cócteles, sistema de sonido Marshall y un buggy personalizado. Y para quienes buscan algo más radical, está la Beach Bubble: una cápsula transparente sobre un banco de arena, perfecta para una noche bajo las estrellas, en completa intimidad.

El universo Finolhu también se despliega en su propuesta gastronómica. Desde el elegante Kanusan, que celebra la cocina japonesa con toques contemporáneos frente al océano, hasta el Crab Shack, una cabaña rústica a la que se llega en dhoni para almorzar con los pies en la arena, todo está pensado para el deleite sensorial. También están el Arabian Grill, el relajado Beach Kitchen, el 5° North, o el Milk Lab para un capricho dulce entre chapuzones.

La conexión con el entorno no se limita al paisaje. Finolhu impulsa un activo programa de conservación marina: colabora con el Manta Trust, la Olive Ridley Project y Parley for the Oceans, tiene su propio biólogo residente, y permite a los huéspedes participar en la regeneración de arrecifes o descubrir la biodiversidad del Baa Atoll, uno de los puntos más espectaculares del planeta para bucear con mantarrayas.

Finolhu significa “banco de arena” en dhivehi, pero en realidad podría significar otra cosa: un rincón del mundo donde la naturaleza y el diseño juegan con irreverencia, donde el lujo se vive sin etiquetas, y donde la belleza no se exhibe: se celebra.