No es raro que un restaurante evolucione, pero cuando lo hace con coherencia —sin perder su esencia— vale la pena prestarle atención. Ese es el caso de Quinto, el restaurante insignia del hotel EAST Miami, que inaugura una nueva etapa de la mano del chef Héctor Beltrán y una visión renovada que interpreta los sabores sudamericanos con una atractiva mirada.
Quinto siempre fue uno de nuestros favoritos por su fantástica terraza y su cocina a la parrilla con raíces sudamericanas. Hoy, bajo el liderazgo del chef Beltrán —quien trae consigo dos décadas de experiencia desde Arequipa, Lima y Miami—, la propuesta se refina, se expande y se enciende. Literalmente. El fuego no es solo una técnica, sino el alma conceptual del restaurante: todo gira en torno a la parrilla, al humo, al calor y a la profundidad que este aporta a los sabores.


La noche comenzó en el piso 40, con un inmejorable clima, nos recibió la famosa terraza de Sugar, con cócteles diseñados en el marco del innovador Bar Lab, un concepto que funciona como laboratorio de mixología dentro del nuevo concepto del restaurante y que pone el foco en la creatividad, la técnica y los ingredientes inesperados. Técnicas como el sous-vide, el centrifugado en frío y el fat-washing se aplican a una carta de autor que cambia con frecuencia y sorprende por su nivel de sofisticación. El Don S.O. —una reinterpretación tropical del Negroni a base de ron, banana deshidratada, Campari, vermut dulce y licor de café— fue nuestro preferido de la noche: intenso, complejo y perfectamente equilibrado. Así mismo fue muy popular el Can’t Stay Forever, con gin de coco, guayaba y pandan —tropical, delicado y estructurado—. Bar Lab no solo acompaña la propuesta culinaria de EAST sino que la amplifica y enriquece.




Ya en la mesa de Quinto, la experiencia fue in crescendo. Las gambas al ajillo, acompañadas de batatas, nos animaron por su sabor. El hamachi crudo, con leche de tigre de maracuyá, fue un bocado vibrante y elegante. El pulpo a la plancha, servido con papas crujientes, espuma de puré ahumado y salsa verde, mostró técnica y sabor en partes iguales. La ensalada de tomates fue igualmente otro acertado éxito.
Pero la entrada más memorable fue la burrata con pera: una pera infusionada en vino tinto sobre burrata cremosa, prosciutto y crumble de pistacho. Un plato que parecía simple y resultó brillante, lleno de contrastes y matices. Sencillamente exquisito!! Lo acompañamos con un Franciacorta Cà del Bosco, fresco y expresivo, que selló el momento con una nota alta.




Luego llegó a la mesa la pasta con trufas, parmesano y hongos variados, intensa y bien equilibrada, acompañada por un Catena Alta Chardonnayque aportó estructura sin opacar los sabores.
Los platos principales fueron servidos como una celebración del fuego: una tabla con cortes de carne variados —New York strip, prime sirloin, rack of lamb—, todos muy bien cocinados y con potente sabor. El pollo al horno, suave y jugoso, con cebollinos asados, nos sorprendió a todos por su sencillez y brillante ejecución. La pesca del día se presentó sobre un arroz de coliflor con cranberries, tomates cherry y hierbas frescas: delicado, sabroso y muy en sintonía con el resto del menú. Todo armonizado con un Blend de Patagonia, el Malma Universo 2021, que aportó una nota interesante al cierre.
Para los postres, la experiencia se mantuvo a la altura. El fondant de dulce de leche, la pavlova de maracuyá y una excelente tarta de queso vasca cerraron la noche con notas dulces, bien resueltas, sin excesos. El acompañamiento ideal: un carajillo preparado con el punto justo entre calor, cuerpo y aroma.
Más allá del menú, lo que Quinto propone hoy es una narrativa clara: una cocina de autor que no se distrae, una carta pensada con identidad, un ambiente que equilibra lo elegante con lo informal. Esta nueva etapa no reinventa el restaurante, lo reafirma. Y si esta noche fue una muestra, el futuro no puede más que volvernos a enamorar de este lugar.



Deja un Comentario