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Domaine les Terres Bleues: un refugio para desaparecer del mundo

17 marzo, 2025
Por: Team Complot / imagenes cortesía Domaine les Terres Bleues

Hay lugares que no solo se visitan, sino que se experimentan. Lugares donde la arquitectura no impone, sino que desaparece; donde el silencio tiene más peso que la decoración; y donde el lujo no se mide en ostentación, sino en la posibilidad de existir sin interrupciones. Domaine les Terres Bleues, un refugio escondido en el corazón de las montañas de los Vosges franceses, parece haber entendido que en un mundo de ruido y velocidad, el verdadero privilegio es, simplemente, detenerse. Y los afortunados huéspedes podrán disfrutarlo a partir del 12 de mayo de 2025.

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Un refugio en los márgenes del mundo

Ubicado en el Vallée des Lacs, este pequeño dominio de una hectárea no pretende ser un destino turístico convencional. No hay grandes lobbies, ni recepciones de mármol, ni opulencia visual. En su lugar, dos chalets ensamblados con el paisaje, abiertos hacia el exterior con grandes ventanales que no enmarcan vistas, sino que las dejan entrar.

Diseñados por el arquitecto Gérald Klauss y ejecutados por Decobois, los espacios han sido pensados con una claridad casi obsesiva: madera, piedra, líneas limpias, la presencia constante del bosque. La idea no es abrumar con diseño, sino diluirlo, dejar que la naturaleza haga su trabajo. Cada chalet, concebido para solo dos huéspedes, parece existir en un equilibrio perfecto entre la comodidad y la desconexión. Con una terraza privada de 50 m² orientada al sur y un jacuzzi exterior, el espacio se funde con el entorno, invitando a una contemplación sin filtros. Adentro, una chimenea crepita suavemente, una bañera exenta se convierte en refugio, y una ducha sensorial reemplaza cualquier spa convencional.

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El último lujo: silencio y soledad

En una época donde la hiperconectividad es la norma y el descanso un privilegio escaso, Domaine les Terres Bleues no se presenta como un hotel de lujo tradicional, sino como una rareza en la que el aislamiento es un bien preciado. Aquí no hay itinerarios ni experiencias preconfiguradas: la invitación es a simplemente estar.

Sus creadores, Adrien Feltz y Alexia Courtois, diseñaron este refugio con una idea casi utópica en mente: crear un espacio que contuviera todo lo que ellos mismos buscan en una escapada. No un hotel, no un retiro, sino una pausa en el mapa. Un lugar donde cada decisión —quedarse en la cama hasta tarde, caminar descalzo por el bosque, sumergirse en agua caliente bajo el cielo frío— sea un acto de recuperación del tiempo propio.

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El ritmo de la naturaleza

Pero si la calma es la esencia de este refugio, el entorno ofrece un sinfín de formas de habitarlo. Domaine les Terres Bleues propone experiencias sin estridencias, donde la naturaleza marca el ritmo. Desde baños en la piscina exterior climatizada (de mayo a octubre) hasta sesiones en una sauna con paredes de espejo oculta entre los árboles, el agua y el calor se convierten en herramientas de reconexión. Para quienes buscan un nivel más profundo de bienestar, el lugar ofrece tratamientos personalizados, masajes impartidos por terapeutas especializados y actividades que incluyen yoga, meditación y sofrología.

El bosque, siempre presente, extiende su oferta más allá del descanso. Rutas de senderismo guiadas, paseos en bicicleta de montaña, picnics en plena naturaleza y observación de fauna salvaje permiten descubrir un paisaje donde la presencia de ciervos, zorros y aves rapaces es parte del día a día. Aquí, el lujo no es solo el diseño, sino la posibilidad de cruzarse con lo salvaje sin filtros.

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Un territorio que se transforma con las estaciones

Ubicado en el corazón de los Vosges, el refugio no es solo un lugar para desconectar, sino también una puerta de entrada a un paisaje que cambia radicalmente con las estaciones. En primavera, los bosques florecen y el aire se impregna de fragancias húmedas y terrosas. En invierno, el paisaje se cubre de nieve y el silencio se vuelve aún más denso. A diez minutos de Domaine les Terres Bleues, las estaciones de esquí de Gérardmer y La Bresse —las más grandes del este de Francia— ofrecen la posibilidad de perderse entre montañas blancas antes de regresar al calor del chalet.

En cualquier época del año, el lago de Gérardmer, el más grande de la región, ofrece una postal cambiante de la naturaleza glacial de los Vosgos. Conocido como el “lago de los mil reflejos”, su superficie es un espejo que captura cada variación de la luz y el cielo. Un sendero de seis kilómetros rodea el agua, permitiendo descubrirlo a un ritmo pausado, sin prisa, como todo en este rincón del mundo.

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Más allá del bosque

La ubicación de Domaine les Terres Bleues permite, además, pequeñas escapadas a otras geografías. A solo 45 minutos, Colmar y los pueblos alsacianos ofrecen un cambio de escenario: calles empedradas, casas de entramado de madera, viñedos que dibujan colinas y bodegas donde el tiempo se mide en añadas.

Pero al final del día, todo parece invitar a regresar al bosque. A la chimenea encendida. Al vapor que se eleva del jacuzzi bajo el frío de la noche. Al sonido del viento entre los abetos. Porque en un mundo saturado de experiencias y estímulos, a veces, desaparecer, desconectarse aunque sea por unos días, se convierte en el mayor de los lujos. Y aquí, en medio del bosque, rodeado de abetos y cielos que cambian con las estaciones, es posible hacerlo con la simpleza de quien respira hondo y, por fin, deja de correr.